La sentencia n. 47801 de 2018 de la Corte de Casación ha examinado un caso de responsabilidad médica en relación a un parto complejo, destacando cómo la conducta omisiva de un médico ginecólogo ha llevado a graves consecuencias para el recién nacido. En particular, el caso se refiere a las lesiones personales sufridas por un niño debido a una hipoxia durante el parto, que resultó en una tetraparesia distónica.
El médico en cuestión, T.F., ha sido acusado de no haber tomado las medidas necesarias para garantizar la seguridad del recién nacido durante un parto que presentaba signos de sufrimiento fetal. La Corte de apelaciones de Cagliari había confirmado la condena del Tribunal, decretando la responsabilidad del médico por omisión, ya que no había procedido de manera oportuna a un corte cesáreo a pesar de los claros signos de riesgo. La Corte de Casación ha confirmado tal decisión, desestimando el recurso de T.F. basado en argumentos que cuestionaban la calificación del embarazo como "de riesgo".
La responsabilidad del médico no se limita a la realización de actos, sino que se extiende también al atento monitoreo de la situación clínica del paciente.
La Corte ha señalado que el embarazo de la madre estaba más allá del término y presentaba signos de sufrimiento fetal, requiriendo una atención especial. Según la normativa vigente y las guías sanitarias, el ginecólogo no podía limitarse a garantizar su disponibilidad, sino que debía actuar personalmente para monitorear la situación y tomar las acciones correctivas necesarias. La Corte ha subrayado que la responsabilidad del médico se extiende a todos los aspectos del cuidado, incluido el control sobre la actuación de los demás miembros del equipo médico.
La sentencia ha confirmado que la omisión de una intervención oportuna puede constituir una grave violación del deber de diligencia, con consecuencias directas sobre la salud del paciente. Además, la Corte ha reiterado que el médico debe ser siempre consciente de las posibles complicaciones y actuar en consecuencia.
El caso analizado por la Corte de Casación ofrece importantes reflexiones sobre la responsabilidad médica y la importancia de un monitoreo atento durante el parto. Los profesionales de la salud deben estar listos para intervenir de manera decisiva y oportuna en situaciones de riesgo, para evitar consecuencias irreparables. La sentencia n. 47801 de 2018 representa un llamado a la responsabilidad y a la diligencia necesarias para garantizar la seguridad de los pacientes, especialmente en los momentos más críticos como el parto.