El rechazo de un hijo a encontrarse con el progenitor no custodio es una de las experiencias más complejas y dolorosas que pueden surgir a raíz de una separación o un divorcio. Esta situación no solo genera un profundo sufrimiento emocional, sino que también plantea complejos interrogantes legales. Comprender cómo actuar, qué herramientas ofrece la ley y cómo proteger el bienestar del menor es fundamental. En estos momentos, el apoyo de un abogado de familia es crucial para navegar la complejidad de la situación con claridad y competencia, poniendo siempre en el centro el interés superior del hijo.
La legislación italiana se basa en el principio del interés superior del menor, que guía toda decisión del Tribunal. El derecho del hijo a mantener una relación equilibrada y continua con ambos progenitores está consagrado en el artículo 337-ter del Código Civil. Este derecho es un reflejo del derecho-deber de cada progenitor de participar en el cuidado, la educación y la formación del hijo. Cuando un menor manifiesta un firme rechazo a los encuentros, el juez tiene la tarea de investigar las causas profundas, recurriendo también a la llamada audiencia del menor, prevista en el artículo 336-bis del Código Civil, si este último ha cumplido los doce años o, si es menor, es capaz de discernimiento.
Es importante aclarar que el rechazo del hijo no determina automáticamente la suspensión del derecho de visita. El Tribunal evaluará si dicha oposición es genuina y autónoma o si, por el contrario, es el resultado de influencias externas o de un comportamiento obstructivo por parte del progenitor custodio. En esta última hipótesis, podría configurarse una conducta perjudicial para el menor, con consecuencias legales incluso graves para el progenitor que la ejerce, como la amonestación o la solicitud de una indemnización por daños y perjuicios.
El enfoque del abogado Marco Bianucci, abogado experto en derecho de familia en Milán, se centra en un análisis estratégico y personalizado de la situación. Comprendemos que detrás del rechazo de un niño se esconden dinámicas delicadas que requieren una intervención específica y no meramente impositiva. Nuestra primera acción está orientada a comprender las razones del malestar manifestado por el menor, favoreciendo, siempre que sea posible, vías desjudicializadas como la mediación familiar o el apoyo de un psicólogo infantil. El objetivo es restablecer un diálogo constructivo y proteger el vínculo parental.
En caso de que un enfoque conciliador no sea viable o suficiente, el Despacho de Abogados Bianucci, con sede en Milán, asiste al progenitor en la activación de los instrumentos judiciales más adecuados. Esto puede incluir la solicitud de una Evaluación Técnica de Oficio (CTU) para determinar la situación psicológica del menor y las dinámicas familiares, o un recurso para la modificación de las condiciones de separación o divorcio. Nuestra asistencia legal siempre está orientada a encontrar la solución más eficaz para proteger el derecho del hijo y del progenitor a vivir su relación con serenidad.
La ley italiana no establece una edad específica en la que un hijo pueda decidir autónomamente no ver a un progenitor. Sin embargo, a partir de los 12 años (o incluso antes si es capaz de discernimiento), su opinión adquiere un peso significativo en las decisiones del juez. El Tribunal siempre evaluará si la voluntad del menor es auténtica y si responde a su interés real, excluyendo manipulaciones o presiones externas.
Si el rechazo es persistente, el progenitor que desea ejercer su derecho de visita puede recurrir al Tribunal. El juez iniciará una investigación para comprender las causas del rechazo, escuchando al menor y pudiendo ordenar una evaluación psicológica. El objetivo no es forzar los encuentros, sino crear las condiciones para superar las dificultades y restablecer la relación, por ejemplo, a través de encuentros protegidos o un proceso de apoyo psicológico para la familia.
La alienación parental, o más correctamente los actos que obstaculizan la relación con el otro progenitor, es una conducta que la jurisprudencia considera gravemente perjudicial para el menor. Si se constata que el rechazo del hijo es inducido por el comportamiento denigratorio u obstructivo del progenitor custodio, este último puede sufrir consecuencias como la amonestación, una sanción pecuniaria, la indemnización por daños y perjuicios y, en los casos más graves, la modificación de la custodia.
Afrontar el rechazo de un hijo es un desafío que requiere sensibilidad, estrategia y un profundo conocimiento del derecho de familia. Si se encuentra en esta difícil situación, es esencial actuar de manera informada para proteger su vínculo y el bienestar del menor. El abogado Marco Bianucci ofrece asesoramiento legal en Milán para analizar su caso específico y definir las acciones más apropiadas. Póngase en contacto con el Despacho de Abogados Bianucci en Via Alberto da Giussano, 26 para una evaluación de su situación.