La sentencia n.º 38772 del 19 de septiembre de 2024, tratada por la Corte de Casación, ofrece importantes reflexiones sobre el tema del ultraje a funcionario público, especialmente en relación con el uso de los medios de comunicación modernos. En particular, la Corte ha establecido que la presencia "virtual" puede configurar el delito de ultraje, abriendo nuevas interpretaciones jurídicas y un análisis profundo de la conducta delictiva en contextos digitales.
Según la sentencia, la Corte afirmó que la presencia de varias personas, requerida para configurar el ultraje, no se limita a la sola presencia física, sino que se extiende también a la virtual. Esto es especialmente relevante en el contexto de plataformas sociales como Instagram, donde las ofensas pueden ser transmitidas en directo a un público amplio.
Presencia de varias personas - Presencia "virtual" - Equiparación - Configuración del delito. En materia de ultraje, la presencia de varias personas se configura también en los casos de presencia "virtual", mediante medios de comunicación audiovisuales que permitan a terceros percibir en directo (en el caso, en una transmisión en directo iniciada en la red social Instagram) las ofensas dirigidas a los funcionarios públicos.
Esta interpretación amplía el concepto de "público" y de "presencia" en el derecho penal, equiparando los comportamientos en línea a los fuera de línea. La Corte se basó en precedentes jurisprudenciales que ya habían comenzado a trazar este nuevo horizonte, como se evidencia en las máximas anteriores.
El reconocimiento de la presencia virtual como elemento constitutivo del ultraje tiene diversas implicaciones:
Este enfoque no solo responde a una necesidad de modernización del derecho penal, sino que también refleja un cambio cultural en curso, donde la línea entre la vida pública y la vida privada se vuelve cada vez más delgada.
La sentencia n.º 38772 de 2024 representa un paso significativo en la jurisprudencia italiana, destacando cómo el derecho debe adaptarse a las nuevas tecnologías y a los comportamientos sociales que de ellas derivan. La presencia virtual, ahora reconocida como equiparable a la física, invita a una reflexión más amplia sobre los derechos y deberes de los usuarios de redes sociales, así como sobre la responsabilidad de las propias plataformas en el monitoreo y prevención de comportamientos ilícitos.