El 3 de mayo de 2023, la Corte de Apelaciones de Roma emitió una sentencia significativa en materia de divorcio, custodia de menores y pensión alimenticia. Este caso, que involucra a S.S. y B.A., ofrece importantes perspectivas sobre la gestión de las separaciones y los derechos de los menores, destacando cómo la justicia italiana se mueve para garantizar el interés superior del menor.
La sentencia se produjo tras un recurso de apelación presentado por S.S., quien impugnaba la decisión del Tribunal de Velletri que había establecido la custodia compartida del hijo L. y la revocación de la asignación de la vivienda conyugal. La Corte tuvo que considerar diversos aspectos, incluyendo la situación económica de ambos progenitores y las necesidades del menor. La madre subrayó que el hijo siempre ha vivido en su casa y solicitó que se mantuviera su custodia principal.
La Corte determinó que la custodia de L. debe permanecer principalmente con la madre, teniendo en cuenta su bienestar y la estabilidad en su vida cotidiana.
La Corte estimó parcialmente el recurso de apelación de S.S., confirmando la asignación de la vivienda conyugal a ella y estableciendo una pensión alimenticia de 300 euros mensuales a cargo de B.A. Esta decisión se tomó considerando:
Esta sentencia se alinea con los principios establecidos por la jurisprudencia italiana, en particular con las indicaciones proporcionadas por la Corte de Casación, que ha afirmado repetidamente que la asignación de la vivienda familiar no puede ser revocada solo porque uno de los progenitores inicie una nueva convivencia. La Corte reiteró que toda decisión debe tener en cuenta las circunstancias específicas del caso y el bienestar del menor como prioridad absoluta.
La sentencia de la Corte de Apelaciones de Roma representa un importante paso en la protección de los derechos de los menores en situaciones de separación y divorcio. Subraya la importancia de garantizar un entorno estable y familiarmente rico para los niños, reflejando el compromiso de la justicia italiana en equilibrar los derechos de los progenitores con los de los hijos. La atención a la realidad cotidiana del menor y a sus necesidades emocionales y prácticas es un mensaje claro para todos los casos futuros de custodia y mantenimiento.