El robo se considera uno de los delitos más graves en nuestro ordenamiento jurídico, no solo por el impacto económico que puede tener en la víctima, sino sobre todo por el riesgo que implica para la integridad física y psicológica de las personas involucradas.
El robo se configura cuando un individuo, con violencia o amenaza, sustrae bienes o dinero a otra persona. Este delito es una agresión directa a la libertad y seguridad individual, además de un ataque al patrimonio.
El robo no es solo un hurto agravado, sino una acción que pone en peligro la vida y la serenidad de la víctima.
La ley prevé penas severas para quienes cometen el delito de robo, con el objetivo de disuadir este tipo de delito y proteger a la sociedad. Las penas pueden variar según la gravedad del acto y las circunstancias agravantes, como el uso de armas o la implicación de menores.
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