En Italia, la prostitución no se considera un delito en sí, pero la explotación de la prostitución es una actividad criminal severamente castigada por la ley. Esto puede incluir actividades como el favorecimiento, la gestión de casas de citas y otras formas de control o beneficio de las actividades de prostitución de terceros.
La ley italiana, a través de la Ley Merlin de 1958, cerró las casas de tolerancia y criminalizó la explotación de la prostitución. Las penas previstas para tales delitos pueden ser muy severas, con sanciones que incluyen la reclusión y multas elevadas.
"Quien explote la prostitución ajena será castigado con una pena de reclusión de dos a seis años y con una multa de 258 a 10.329 euros."
Enfrentar acusaciones de explotación de la prostitución requiere un profundo conocimiento de las leyes y los procedimientos legales. Es fundamental tener una defensa sólida que pueda impugnar las acusaciones y proteger tus derechos.
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